martes, 13 de octubre de 2009

El comienzo de la guerra y las persecuciones

Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial comienza una nueva etapa de la política antijudía del régimen nazi. La guerra cambió totalmente la faz de Europa y del mundo en general, y causó la muerte de millones de civiles, miembros de pueblos y naciones diferentes. Durante la misma se llevó a cabo el diabólico programa genocida contra el pueblo judío.
En el lapso de tres semanas Alemania derrotó a Polonia, quedando éste país dividido en tres partes: las zonas occidentales y septentrionales fueron anexadas a Alemania; los distritos orientales fueron anexados por la Unión Soviética; y los territorios restantes en el centro del país fueron denominados como zona del Gobierno General. Se estima que en la zona ocupada por los alemanes se encontraban 1.8 millones de judíos y más de un millón en la zona que ocupó la Unión Soviética.

En Polonia, el régimen alemán fue extremadamente cruel. Las autoridades alemanas consideraban a la población polaca como un suministro de obreros para el trabajos forzados. Se dirigió una campaña de terror contra los miembros de la intelectualidad polaca, y muchos de ellos fueron asesinados o enviados a los campos. Al entrar a las ciudades y poblaciones polacas los alemanes dieron rienda suelta a un sinfín de vejaciones y humillaciones hacia todo judío que se topaba con ellos. Judíos fueron golpeados y hechos objeto de burlas, las barbas de judíos observantes fueron brutalmente cortadas, y en muchos casos se organizaron ejecuciones públicas con el propósito de aterrorizar a la población.

En la Europa occidental ocupada, se siguieron políticas mucho más suaves. Los países "germánicos" como los Países Bajos fueron elegidos para formar parte de Alemania; otros países, en especial Francia, se mantendrían dependientes de Alemania.

Ya en setiembre de 1939 Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina de Seguridad del Reich de las SS, envió una "orden urgente" que definió los procedimientos y el trato hacia los judíos en las zonas polacas ocupadas. En esa orden se dispuso que los judíos que habitaban pueblos y aldeas debían trasladarse a concentraciones más grandes en las ciudades (lo que constituyó un primer paso al establecimiento de guetos en las mismas). Asimismo se ordenó la formación de "consejos judíos" (Judenraete) encargados de la ejecución al pie de la letra de los edictos emitidos por las autoridades nazis.

Los alemanes decretaron para los judíos en las zonas ocupadas la obligación de llevar un distintivo especial, tal como se solía hacer en la Edad Media, por lo común un brazalete blanco con una estrella de David azul, o una estrella amarilla sobre la chaqueta.

Fuente: Yad Vashem y USHMM

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